Libro Esa Luna Rota PDF
No puedo llorar a mi difunto marido, porque él está vivo. Murió ayer. Dejó mi vida al mediodía. La muerte vino repentinamente, abruptamente. Todavía no me he recuperado del impacto. Miro a mi alrededor y no veo, me hablan y no sé cómo escuchar, es como si me hubiera quedado sin sangre, sin lágrimas. Mi vida está rota. Ha roto. Ha roto.
Nieves Herrero