Enrique Andres Ruiz: Todos sus libros


  • Santa Lucia Y Los Bueyes

    Santa Lucia Y Los Bueyes

    1ª Edición.

  • Con Los Vencejos

    Con Los Vencejos

    En otro lugar y en algún otro momento en el que se ha tocado decir algo de los poemas de este libro, su autor dijo que: "... organizar un poco a los desorganizados, terminará reuniéndose bajo unos titulillos que tal vez den Aire y respiro a la lectura, aunque esto no va a significar mucha distinción ni en tonos ni en materias, entre uno y otros. En primer lugar, los "retratos de mendigos" son personas, o mejor dicho, de lo común y frágil, Que muestran a las personas o seres cuando su ser encarnado se manifiesta de manera más viva. "Lo común, no lo general, ni lo social ni lo numérico." De una a otra Migraciones "es la declaración de otras canciones o poemas en las que ha A menudo describe una especie de itinerario, como una trashumancia o viaje similar al anual de ciertas aves, generalmente entre un aquí y un allá que sólo la esperanza, insertada como está en la gramática que nos hace, se comunica tenaz, incorregible y tal vez incomprensible . "Con las vetas" se refiere a un tipo de estas aves, y en esta parte van los poemas que casi no son, que son más bien chiliphora o dicen, escritos o Semiscriptos sin un deseo de nombrar, ni puros ni impuros, sólo para reunirse con Un lector con el que convenir estos dichos, es decir, en la ocasión de reunirse con él, si esto fuera posible. "

  • Vida De La Pintura

    Vida De La Pintura

    La oficina del aficionado al arte, como se dice en este tipo de libro, es "la oficina de la vida". Es por eso que la pintura puede ser una de las artes de la afición de la vida. Y eso es precisamente lo que está aquí: la diferencia entre una Historia o una Teoría y una VIDA DE PINTURA. Porque una pintura viviente no transpira, como lo hace una obra de arte histórico -y, a partir del arte meramente histórico, el vanguardismo progresivo se convierte en su exacerbación- su condición de trabajo se mejora, mejorando progresivamente en la sucesión de novedades expresivas. La suya consiste en algo simplemente bueno, con el tipo de bondad firme y definitiva de una criatura. Y todo porque la pintura no partió de un relativismo escéptico de avances sucesivos, sino de una credulidad. El aficionado cree en la pintura; Y sabe que cuando él vino al mundo, la pintura ya existía. Pero el mundo es, sin embargo, un mundo de lenguaje, y el lenguaje debe ir amateur cuando quiere dar razón de sus afectos. Pero este viaje, de la afición a la reflexión, no puede ser revertido, es decir, de la reflexión (y es el pecado de los profesionales de la Historia, de la Filosofía o de la Sociología) al afecto. Estas otras formas no parecen tener en cuenta que una pintura, como una criatura que es, consiste en algo más que nosotros; Lo que no es un espejo en el que podamos mirar, sino algo que nos mira, que nos hace responsables de lo que vemos, que nos muestra el inmenso vacío que somos y nos pide que nos refugiemos y refugiemos en él.